lunes, 10 de noviembre de 2014

TORTUGA CAREY ESPECIE EN VÍA DE EXTINCIÓN

TORTUGA CAREY (Eretmochelys imbricata)


La tortuga carey es una especie de tortuga marina de la familia de los quelónidos, que se halla en peligro crítico de extinción. Es la única especie del género Eretmochelys. Existen dos subespecies, Eretmochelys imbricata imbricata que se puede encontrar en el océano Atlántico y Eretmochelys imbricata bissa, localizada en la región indo-pacífica.
Su aspecto es similar al de otras tortugas marinas. Tiene un cuerpo plano, un caparazón protector, y sus extremidades en forma de aletas están adaptadas para nadar en mar abierto. E. imbricata se distingue fácilmente de otras tortugas marinas por su pico puntiagudo y curvo con una prominente mandíbula superior (tomium) y por los bordes en forma de sierra de su caparazón. Aunque la tortuga pasa parte de su vida en mar abierto, se la encuentra más frecuentemente en lagunas poco profundas y arrecifes de coral, donde encuentra fácilmente su presa preferida, las esponjas de mar. Algunas de las esponjas de las que se alimenta E. imbricata son conocidas por ser altamente tóxicas y letales para otros organismos por su alto contenido de óxido de silicio, lo que convierte a la tortuga carey en uno de los pocos animales capaces de alimentarse de organismos silíceos. También se alimentan de otros invertebrados, como tenóforos y medusas.

A causa de las prácticas de pesca humanas, las poblaciones de Eretmochelys imbricata a lo largo de todo el mundo se encuentran en serio peligro, por lo que ha sido clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como especie en peligro crítico de extinción.1 Varios países, como China y Japón, las han cazado por su carne, considerada un manjar. Los caparazones de las carey y el material que los constituye (también llamado carey) ha sido empleado para la confección de objetos decorativos. Asimismo, se denomina carey, por extensión, al material del que se conforman los caparazones de otras tortugas marinas empleados en idéntica producción artesanal. Según el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES), la captura y el comercio de estas tortugas y sus productos derivados son ilegales en muchas naciones.

TAXONOMÍA Y ETIMOLOGÍA


Fue descrita inicialmente por Carlos Linneo como Testudo imbricata en 1766. Fue trasladada al género Eretmochelys por el zoólogo austríaco Leopold Fitzinger en 1843. En 1857, la especie fue redescrita como Eretmochelys imbricata squamata, una denominación actualmente inválida.

Hay dos subespecies aceptadas para el taxón E. imbricata. Eretmochelys imbricata bissa (Rüppell, 1835) se refiere a todas las poblaciones de Eretmochelys imbricata que habitan en el océano Pacífico. La población del Atlántico se ha considerado como otra subespecie, Eretmochelys imbricata imbricata (Linneo, 1766). El nombre de la subespecie imbricata se mantuvo porque el espécimen que Linneo utilizó inicialmente para describir la especie era del Atlántico.

Fitzinger describió el nombre del género Eretmochelys a partir de las palabras griegas eretmo y chelys, correspondientes a «remo» y «tortuga», respectivamente, a causa de sus aletas delanteras en forma de remo. El nombre de especie, imbricata, proviene del latín y significa imbricado, que describe perfectamente las placas superpuestas del caparazón de la tortuga.


HISTORIA EVOLUTIVA

E. imbricata tiene varias características anatómicas y ecológicas únicas entre las tortugas marinas, como ser el único reptil fundamentalmente esponjívoro conocido. Por ello, su posición evolutiva ha sido algo confusa. Análisis moleculares apoyan la probabilidad de que la familia Eretmochelydae haya evolucionado de antepasados carnívoros más que de herbívoros. Como la tribu taxonómica Carettini está formada por especies carnívoras (como Caretta caretta), la tortuga carey muy probablemente evolucionó a partir de ésta, en vez de la herbívora Chelonini, que incluye a Chelonia mydas.


ANATOMÍA Y MORFOLOGÍA



Eretmochelys imbricata tiene la apariencia típica de una tortuga marina. Como en los demás miembros de su familia, su cuerpo es plano y sus extremidades en forma de aleta están adaptadas a la natación. Las tortugas adultas tienen de media entre 60 y 90 cm de longitud de caparazón y entre 50 y 80 kg de peso, con un máximo registrado de 127 kg.
 Su concha o caparazón tiene un fondo de color ámbar, con una combinación irregular de bandas claras y oscuras de colores predominantemente amarillos y marrones difundidos a los lados.

Los ejemplares jóvenes son negros, exceptuando el borde del caparazón, que es amarillo. Cuando nacen tienen forma de corazón y van adquiriendo forma oval cuando crecen. El color del borde serrado formado por las placas del caparazón se difumina con la edad. Los machos se distinguen por una pigmentación más clara, peto cóncavo, uñas más largas y una cola más gruesa.

La carey tiene varias características que la distinguen de otras especies estrechamente relacionadas con ella. Su alargada y afilada cabeza termina en una boca parecida a un pico que, en su caso, es más pronunciado y afilado que el de otras tortugas marinas. Sus brazos tienen dos garras visibles en cada aleta.

Primer plano de su distintiva boca en forma pico.
Una de sus características más distintivas es el patrón de gruesas placas que forman su caparazón. Mientras que su caparazón tiene cinco placas centrales y cuatro pares a cada lado como varios miembros de su misma familia, las placas posteriores de la carey se superponen de tal manera que le dan al borde posterior de su caparazón una apariencia aserrada, parecida al filo de una sierra o de un cuchillo dentado. El caparazón de la tortuga puede llegar a medir por sí solo casi un metro de largo.
Sus huellas en la arena son asimétricas, ya que se arrastran por la tierra con un paso alterno. Esta forma de avance se diferencia de las tortugas verdes (Chelonia mydas) y las tortugas laúd (Dermochelys coriacea), que se arrastran de una forma bastante simétrica.

Son grandes nadadoras. Pueden alcanzar velocidades de hasta 24 km/h y hay registros de tortugas que han recorrido nadando 4.828 km.14 En el Caribe se han registrado inmersiones de tortugas carey a más de 70 metros de profundidad durante un periodo de más de 80 minutos.

HÁBITAT




Los adultos se encuentran principalmente en arrecifes de coral tropicales. Por lo general se las ve a lo largo del día descansando en cuevas y salientes en y alrededor de estos arrecifes. Como especie de marcado carácter migratorio, también se las puede encontrar en una amplia variedad de hábitats, desde el mar abierto hasta lagunas y manglares en estuarios. Aunque no se sabe mucho sobre las preferencias de hábitat durante sus primeros años de vida, se asume que E. imbricata, al igual que otras tortugas marinas jóvenes, son completamente pelágicas, con lo que hacen del mar abierto su hogar hasta que alcanzan la madurez.


ALIMENTACIÓN



Aunque se sabe que son omnívoras, su principal alimento son las esponjas, que constituyen entre el 70% y el 95% de la dieta de las poblaciones de la especie en la zona del Caribe. Sin embargo, como ocurre con muchos espongívoros, E. imbricata se alimenta sólo de algunas especies seleccionadas, ignorando muchas otras. Las poblaciones del Caribe se alimentan principalmente de esponjas de la clase Demospongiae, y más concretamente las pertenecientes a los órdenes Astrophorida, Spirophorida y Hadromerida. Entre las especies de esponjas de las que se tiene conocimiento que forman parte de la dieta de estas tortugas se incluye Geodia gibberosa. Las carey también se alimentan de algas y cnidarios, como medusas y anémonas de mar. También son conocidas por alimentarse de un peligroso hodrozoo como la fragata portuguesa (Physalia physalis). Las carey cierran sus desprotegidos ojos cuando se alimentan de esos cnidarios, para evitar el contacto de sus cnidoblastos, que, sin embargo, no pueden penetrar en sus blindadas cabezas.

Las carey han demostrado ser muy flexibles y resistentes a sus presas. Algunas de las esponjas que le sirven de alimento, como Aaptos aaptos, Chondrilla nucula, Tethya actinia, Spheciospongia vesparium y Suberites domuncula, son altamente tóxicas (muchas veces letales) para otros organismos. Además, se tiene constancia de que E. imbricata escoge especies de esponja que poseen una cantidad significativa de espículas silíceas, como Ancorina, Geodia, Ecionemia y Placospongia. Con la excepción de algunos peces muy especializados de los arrecifes de coral, como el pez payaso (Amphiprion spp.), no se conoce ningún otro vertebrado capaz de tolerar una dieta tan tóxica.

RELACIÓN CON LOS HUMANOS

A lo largo de todo el mundo las tortugas carey son cazadas por los seres humanos, aunque esta práctica sea ilegal en muchos países. En algunas partes del mundo se capturan por ser consideradas un alimento exquisito. Desde el siglo V a. C. las tortugas de mar, incluidas las carey, se vienen consumiendo en China.

Muchas culturas también usan los caparazones de estas tortugas con fines decorativos y son tan demandadas como el marfil, el oro y algunas gemas, alcanzando elevados precios en el mercado. En español el material que conforma las placas de su caparazón se denomina carey. Este material se utiliza en varios complementos personales, como las monturas de las gafas, anillos o pulseras y en multitud de objetos decorativos. En 1994 Japón dejó de importar caparazones de tortugas carey de otras naciones. Con anterioridad, el comercio de caparazones de carey japonés era de aproximadamente 30.000 kg de caparazones al año.  En occidente sus caparazones ya eran utilizados por los antiguos griegos y romanos para la joyería, como peines, cepillos y anillos. La mayor parte del comercio mundial de sus caparazones se produce en el Caribe. En 2006, se comprobó que se disponía de una gran cantidad de caparazones en los países de la región, como la República Dominicana y Colombia.

La tortuga carey figura en el reverso de los billetes de 20 bolívares venezolanos y en los de 2 reales brasileños.



En la guajira la tortuga es uno de los banquetes preferidos por la población y aunque se hacen campañas de sensibilización, para no consumir ni comercializar la especie las autoridades decomisa con regularidad  a estos animales.
Causas que pongan en peligro la vida su especie:
•          La caza excesiva
•          La producción artesanal
•          la contaminación marina y el derramamiento de petróleo que mata años tras año miles de animales marinos.









ARTÍCULOS RELACIONADOS 

http://bioenciclopedia.com/tortuga-carey/
http://www.puertoangel.net/mazunte/carey_es.html
http://www.opepa.org/index.php?option=com_content&task=view&id=434&Itemid=29











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